Mitos y realidades de la Marihuana

Mitos y realidades de la Marihuana

Mito: La marihuana no es dañina porque es «todo natural» y viene de una planta. Realidad: El humo de la marihuana contiene algunos de los mismos componentes que causan el cáncer que el tabaco, a veces más concentrados. Además No es cierto que sea natural, ya que actualmente existen plantas que han sido manipuladas genéticamente para conseguir concentraciones de THC superiores a lo normal. Por otro lado se podría decir que existen muchas drogas naturales, como el opio que han demostrado su devastadora acción a lo largo de los siglos. Otro ejemplo mucho más exagerado es el del GHB o éxtasis líquido que es producido por el propio cuerpo humeno.

Mito: Está bien fumar marihuana mientras no seas un fumador crónico o un «porrero». Realidad: El uso ocasional puede llevar al uso frecuente.

Mito: Las drogas no son tan peligrosas y puedo controlarlas. Realidad: El consumo de drogas es muy impredecible y afecta a la gente de forma diferente. Cualquiera puede convertirse en un adicto.

Mito: Se puede consumir drogas por mucho tiempo, antes de que te haga daño. Realidad: La droga actúa sobre el sistema nervioso, y una pequeña dosis es suficiente para causar efectos tan nocivos como inmediatos.

Mito: Cuanto mejor físico tengamos, menos perjudicial será la droga. Realidad: El tema es que la droga daña el cerebro, que no puede ir al gimnasio.

Mito: Si fumás marihuana el fin de semana, el lunes ya vas a estar bien. Realidad: El efecto de la marihuana puede durar más de 3 días.

Mito: Las drogas alivian el stress y las angustias. Realidad: Las drogas sólo hacen olvidar un momento los problemas. Cuando se pasa el efecto, las preocupaciones siguen estando allí.

Mito: Fumar un porrito no hace nada. Realidad: La marihuana disminuye la memoria, la concentración y la coordinación, siendo altamente adictiva. Y siempre con algo se empieza.

Mito: Puedes parar de consumir drogas cuando quieras. Realidad: Las drogas, además de afectar la salud psico-física del adicto, debilita su voluntad, haciéndolo vivir tan sólo para satisfacer su necesidad.

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